《苏菲的世界》中西对照阅读 133
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Sofía se inclinó sobre la mesa. Estaba agotada. Desde luego que no entendía nada. ¿Lo entendería Hilde?
Si el padre de Hilde le enviaba saludos a Sofía, significaba que Hilde sabía más de Sofía que Sofía de Hilde. Todo resultaba tan complicado que Sofía volvió a las cacerolas.
Una postal que se posa en la ventana así como así. Correo aéreo, en el verdadero sentido de la palabra.
En cuanto hubo vuelto a poner la cacerola en la placa, sonó el teléfono.
¡Ojala fuera papá! Si volviera a casa le contaría todo lo que le había sucedido en las últimas semanas. No, sería Jorunn o mamá... Sofía corrió hasta el aparato.
—Sofía Amundsen.
—Soy yo —dijo alguien al otro lado del teléfono.
Sofía estaba segura de tres cosas: no era papá. Pero era una voz de hombre. Estaba ademas convencida de que había oído exactamente la misma voz en otra ocasión.
—¿Quién es? —preguntó.
—Soy Alberto.
—Ahh...
Sofía no sabía qué contestar. Se acordaba de la voz del vídeo sobre Atenas.
—¿Estas bien?
—Pues sí...
—Pero a partir de ahora no habrá má...